2 cuentos
REMATE DE un PERRO EN EL PARQUE
Abrió la puerta, dejó las llaves en la mesa, cerró los ojos y se encontró con su destino desierto, no existe tristeza, pues pese a la soledad la vida transcurre normal, al borde incluso de la suerte media.
Prender el computador es el paso siguiente, mientras carga el software lava los platos, recoge la ropa y desprende de su cuerpo los vestigios de trabajo.
Luego el sueño retozando en la cama abraza el frio de su piel y la lleva nuevamente a la puerta del cubilo, abrir la puerta y besar sus perfumados labios masculinos es el primer paso antes de sentarse a la mesa junto a las copas. El poder se invierte ante sus ojos, es como la bella metáfora del joven frentista golpeando al paco. No hay abuso de poder, la imagen hace referencia a la búsqueda desesperada de la justa equivalencia.
Luego los cuerpos desnudos, el humo y el exquisito sabor del líquido en fermentación llevan las muecas del placer a la risa descontrolada, el mundo gira frenético y lanza sus cuerpos drogados y ebrios al parque, desnudos entre la gente no sienten culpas, ni miedos, no hay frio no hay ley, no hay nadie que crea en ellos ni ellos quieren creer en nadie, solo un perro callejero se acerca y se vende al delirio.
El alcohol se diluye y la luz se refleja en los ojos, ambos ven los innumerables fantasmas que habitan en el alma del otro, ven sus ropas, sus marcas, el llanto llega como las olas de fuego, el día amenaza, los ojos buscan cerrar las ventanas, cerrar los ojos para evitar la verdad en el momento preciso en el que ella toma el despertador para volver al día cero. Despierta entonces, los arrepentimientos llegan, las culpas y el agua caen a cantaros con la primera ducha, ha conocido al hombre verdadero, la certeza solo alcanza para saberse despierta y engañada.
El Día cero termina, vuelve a casa, abre la puerta, deja las llaves en la mesa, cierra los ojos frente a su desierto destino, no existe tristeza, pues pese a la soledad la vida transcurre normal, al borde incluso de la suerte media.
Abrió la puerta, dejó las llaves en la mesa, cerró los ojos y se encontró con su destino desierto, no existe tristeza, pues pese a la soledad la vida transcurre normal, al borde incluso de la suerte media.
Prender el computador es el paso siguiente, mientras carga el software lava los platos, recoge la ropa y desprende de su cuerpo los vestigios de trabajo.
Luego el sueño retozando en la cama abraza el frio de su piel y la lleva nuevamente a la puerta del cubilo, abrir la puerta y besar sus perfumados labios masculinos es el primer paso antes de sentarse a la mesa junto a las copas. El poder se invierte ante sus ojos, es como la bella metáfora del joven frentista golpeando al paco. No hay abuso de poder, la imagen hace referencia a la búsqueda desesperada de la justa equivalencia.
Luego los cuerpos desnudos, el humo y el exquisito sabor del líquido en fermentación llevan las muecas del placer a la risa descontrolada, el mundo gira frenético y lanza sus cuerpos drogados y ebrios al parque, desnudos entre la gente no sienten culpas, ni miedos, no hay frio no hay ley, no hay nadie que crea en ellos ni ellos quieren creer en nadie, solo un perro callejero se acerca y se vende al delirio.
El alcohol se diluye y la luz se refleja en los ojos, ambos ven los innumerables fantasmas que habitan en el alma del otro, ven sus ropas, sus marcas, el llanto llega como las olas de fuego, el día amenaza, los ojos buscan cerrar las ventanas, cerrar los ojos para evitar la verdad en el momento preciso en el que ella toma el despertador para volver al día cero. Despierta entonces, los arrepentimientos llegan, las culpas y el agua caen a cantaros con la primera ducha, ha conocido al hombre verdadero, la certeza solo alcanza para saberse despierta y engañada.
El Día cero termina, vuelve a casa, abre la puerta, deja las llaves en la mesa, cierra los ojos frente a su desierto destino, no existe tristeza, pues pese a la soledad la vida transcurre normal, al borde incluso de la suerte media.
Amantes
"Conozco el cuento...
tópico de inicio,
desarrollo breve e intenso,
final abierto.
Alejandra Pallauta
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