enero 20, 2007

Repita conmigo: La información está en la diferencia.*

Por: Mario del Castillo.



Como lo sostenible (no importando lo que sea de lo que se hable mientras sea sostenible) esta en pleno apogeo mediático, ya se producen reacciones ante cualquier intento de pensar distinto dentro del pensamiento pro sostenibilista. Si estás dentro de la movida sostenible, no vayas a tener la mala ocurrencia de criticar lo que se hace, ya que al menos "se hace algo".

Y urge pensar que es lo que se está haciendo. Esto urge no solo por lo que se hace sino también y especialmente, para que se hace. El problema no está en la difusión y popularización de términos como "desarrollo sostenible" o "cambio climático", condición que hace que la discusión comience a trascender las aulas, los debates universitarios y las elites iniciadas para que lentamente se sitúe en el lenguaje del urbanita de a pié (y ojala en el urbanita motorizado), condición altamente deseable, sino que radica en el cómo y para qué se esta apoyando mediaticamente conceptos que hace tan poco los medios prácticamente ignoraban. La sospecha se localiza sobre el fenómeno de que los mass media comienzan a transmitir el discurso sostenibilista colocándolo en el marco de lo políticamente correcto, un tema por el que quizás si debamos preocuparnos.

No se puede negar que el cambio climático existe y se hace más que evidente en los últimos fenómenos acaecidos en distintas partes del mundo. No se puede negar que el desarrollismo desbocado de la actual sociedad de consumo genera gran parte de las causales de los trastornos medioambientales. Sin embargo, el temor va por el lado de que se esté haciendo uso interesado de las ideas que intentan poner freno a prácticas insostenibles, colocándolas en el marco y en el escenario de la moda, y con ello, transformarlas en el apoyo ideológico para dichas practicas insostenibles en la medida que los grupos económicos y las corporaciones que lideran la promoción en los medios, tienen un área de negocios que se dedica a la sostenibilidad, mientras que el grueso de sus ingresos lo consiguen apoyando la construcción de la ciudad genérica, expansionista, insostenible.

Veamos un caso concreto. El video que aparece abajo pertenece a la campaña mediática realizada en 2006 por Acciona, conglomerado español de empresas orientadas sobre todo a la construcción y a proyectos de desarrollo a traves del mundo, con participación en 30 países.

En el caso de la campaña publicitaria a la que pertenece el spot que hemos citado, se recurre a uno de los temores clásicos de los urbanitas: la desintegración de la ciudad, el fin del estilo de vida protegido de las ciudades, del abandono del lugar civilizado y el cambio hacia un territorio hostil e incivilizado. El discurso se grafica poniendo en oposición los discursos del irresponsable en contra del responsable. Ambos personajes recurren a sus mejores elucubraciones para defender tibias reflexiones acerca del buen o mal uso de la energía en nuestro modo de vida que en ambos casos, termina en desastrosas consecuencias para la ciudad.

Y allí está el engaño. Se relaciona la ciudad en general, cualquier ciudad, con un modo de vida específico, el de la sociedad de consumo. Se dice que estas ciudades son imagen del progreso y que no podemos volver a vivir como nuestros antecesores, es decir, pese a las consecuencias, estamos haciéndolo muy bien, ya que no podríamos vivir de otra manera. El plano de la gente abandonando las ciudades es muy explícito al respecto. Se dice, entonces, que el gasto energético en general, generado por una sociedad de alta entropía que desarrolla un tipo de ciudad específico, la ciudad desarrollista, expansiva e insostenible, es en si mismo bueno y deseable ya que no se puede renunciar a los avances logrados, al modo de vida y a las ciudades que contienen ese modo de vida.

Entonces, segun Acciona, el problema no está en como vivimos sino en que no estamos creando la manera de solucionar este pequeño impasse del agotamiento de los recursos no renovables para lograr seguir viviendo como lo hacemos. Y ni mención se hace del cambio climático, la deslocalización de la pobreza, etc., consecuencias asociadas a los modelos insostenibles de crecimiento económico.

En suma, se le quita la responsabilidad a la cultura desarrollista, o lo que es igual, no importa el problema que tengamos, ni por que lo tenemos, ya que la tecnologia y el desarrollismo simpre darán con la solución al problema. Lo que se busca es identificar el crecimiento desarrollista con el desarrollo sostenible, donde claramente el concepto de sostenibilidad se ha convertido en “patente de corso para tales fines”[1]. Lo que se hace es intercambiar el término crecimiento por el de desarrollo o sustituir sostenible por sostenido, sin alarma alguna.

Se evita el problema de fondo, se evita reconocer que la solución a un problema causado por un modelo social de alta entropía, “de incremento de consumo indefinido es irresoluble en un planeta de recursos limitados”.[2] Asimismo se confunde la posible solución asimilándola a determinar cuanta energía podemos desear, dejando fuera lo que aparentemente es de mayor importancia: el equilibrio de consumos con costes ambientales[3] y el incentivo o desincentivo de prácticas urbanas y de urbanización de consumo–desecho–consumo, generadoras de nuestro modo de vida y causantes directas de la emergencia que enfrentamos y que, en el caso que comentamos, desesperadamente se intenta camuflar a través del viejo cambiemos todo para no cambiar nada.[4]

Así como Nike es el deporte, no unas zapatillas y Coca Cola es “el movimiento” de las tribus urbanas, no una bebida carbonatada con mucha azúcar, Acciona es la materialización del desarrollo y la sostenibilidad, ya no un grupo empresarial cuyo fin persigue negocios de alto valor añadido [en] que prima la rentabilidad y [la] sostenibilidad respecto a la dimensión.

En la misma línea, se hace sospechosa la irrupción del ex vicepresidente de los Estados Unidos, Al Gore a través de un golpe mediático aclarándonos a todos acerca de las consecuencias del calentamiento global y el cambio climático. Me atrevo a decir que somos muchos los que pensamos que es la plataforma politica ideal para la campaña presidencial de los demócratas estadounidenses que cambian el discurso belicista de los conservadores por una verde preocupación por el futuro del planeta. ¿Alguna vez a EE.UU. le ha importado el futuro (amen de la autodeterminación) de aquellos que viven fuera de sus fronteras?. Permítame el derecho a dudarlo. ¿Hablamos entonces de un green wash para maquillar y poner música de fondo al contraataque demócrata en EE.UU.? Tal vez, pero tambien es cierto aquello de que si Al Gore se dedica a hablar de estas cosas, vende. Por ello, casi ningún medio importante que se precie de tal, ha dejado de recoger acompañado de un emocionado reconocimiento, el tour que ha hecho Gore con su mensaje ecológico en 2005 y que al igual que en el caso de las estrellas del rock'n'roll, termina con la edición de la película y el DVD. ¿Saldrá el juego para PSP?

Aparentemente, esta absorción corporativa de lo sostenible implica descafeinar el término, quitarle lo poco de subversivo que pueda tener el discurso sostenibilista (si es que lo tiene) y colocarlo en el ámbito de lo políticamente correcto. De allí la permanente confusión entre conceptos como desarrollo sostenible con desarrollo sostenido, porque hemos de convenir que la confusión se ha originado a través de los mass media, no a través de quienes investigan e intentan pasar a la acción en el ámbito de la sostenibilidad desde hace años.

Sin ser negacionistas, hay quienes aportan análisis algo divergentes sobre la información que alimenta el discurso de horror ante el cambio climatico y el calentamiento global, asi como acerca de lo ideal que puede ser la solución de la biomasa como reemplazo de los combustibles fósiles. No hay que olvidar que la infromación hace la diferencia.

Si nos quedamos con el discurso fácil de las corporaciones y políticos interesados en la sostenibilidad para maquillar sus practicas y negocios de verde, no estaremos mas que adoptando la moda del año, y así podría ocurrir que el proximo año la moda sea recuperar la "vilipendiada" energia nuclear como LA alternativa a los combustibles fósiles, acompañada de la edición de camisetas con dibujos de atomos impresos mientras que Nike saca a la calle su atomic sport shoe y Coca-Cola nos vende la Neutron-Coke.

En un momento como el que vivimos, urge la seriedad y la conversación informada en estos temas. Tragarnos lo primero que nos venden es tomar el camino directo a la banalidad. Y visto lo visto, sinceramente no creo que hoy podamos permitirnos ese lujo.


Mario Del Castillo O.



[1] Iñaki Bárcena, ¿De qué hablamos cuando hablamos de «desarrollo sostenible»? Discursos y políticas ambientales en lid, en http://ecal.coria.org/recursos/docuteca.asp, Departamento de Ciencia Política de la Universidad del País Vasco, España.

[2] Agustín Hernández Aja, Ciudadanos fecundos: participación y calidad de vida, en Boletín CF+S 24 Ecología y Ciudad: Raíces de Nuestros Males y Modos de Tratarlos. http://habitat.aq.upm.es/ Madrid, España, Marzo de 2002.

[3] Ibid.

[4] La empresa responsable del comercial se haría cargo en un segundo spot (perteneciente a la segunda fase de la campaña), de posicionarse como la redentora de todos los males, preguntas y temores que arroja el spot anterior en aquel apocalíptico final ¿Qué hacemos? El mensaje es: Sostenibilidad sí, pero sin renunciar al desarrollismo, claro.

* "El principio de CF+S es `la información está en la diferencia', no `en la información está la diferencia'. La segunda frase no aporta nada a la ideología general de la `sociedad de la información'; la sutil diferencia es la que ofrece un nuevo enfoque: decir lo mismo que todo el mundo no aporta nada (para eso, mejor callar), son los discursos diferentes los que permiten construir una visión compleja de las cosas." - Carlos Jiménez Romera de Biblioteca CF+S

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