agosto 04, 2006

Metrópolis y el modernismo



El por que una forma de pensar
deriva en otra no es tanto un problema como una consecuencia. En ese marco, Marshall Mcluhan ha planteado su estructura tetraédrica como herramienta para explicar las manifestaciones del pensamiento humano. Así, la transformación se hace implícita.

- Que agranda o incrementa cualquier cosa ?
- Que desgasta o deja obsoleto?
- Que recupera lo que haya estado en desuso?
- Que invierte o cambia cuando se le empuja hasta el limite de su potencial?

El ejemplo citado por Mcluhan para explicar esto es el caso del automóvil: desde su origen, el automóvil con combustible ha generado un sentido de identidad privada e independencia que llevado al extremo, se traduce en el desorden, la congestión y la contaminación urbana. Otro ejemplo es el satélite, que amplifica el planeta, hace obsoleta a la naturaleza, pero al mismo tiempo rescata la ecología y se revierte al hacer de la naturaleza una obra de arte, donde el planeta es un teatro y la población pasa de espectador a actor. Asimismo, define a la tecnología y al contexto cultural que le da origen como figura y fondo. Y es en este punto donde aparecen los ejes que estructuran esta propuesta: pensamiento – vanguardia – tecnología – cultura de masas , como estructura tetraédrica entendiendo que “el fondo de cualquier tecnología es tanto la situación que le da origen, como todo el medio de servicios y perjuicios que trae con ella.”

La primera evocación que se tiene de METROPOLIS de Fritz Lang, es la imagen de la ciudad del futuro: brillante y al mismo tiempo oscura, capaz de devorar a sus habitantes en un río de incertidumbres y de ofrecer, al mismo tiempo, un espacio para la reconciliación. METROPOLIS es una cinta cargada de simbolismos industriales, a través de una brillante metáfora de la Revolución Industrial y el costo social de mantener una ciudad moderna, donde transporte, densidad urbana, edificios, y maquinas son los grandes símbolos del modernismo. Asimismo se puede leer la manera en que el hombre es considerado por las grandes ideologías de principios del siglo XX y por las vanguardias que les son propias. Se trata de un hombre sometido a designios masivos a ideologías planteadas para mover las masas y que hacen del individuo una abstracción, un elemento en la composición de esa estructura humana que de por si, constituye y construye la ideología. En arquitectura, el movimiento racionalista le llama a ese modelo “el todo y las partes”, que interactúan en la relación forma – función – estructura. Son los tiempos de los grandes postulados ideológicos que antagonizan a unos y otros. Un contexto ideológico de la colectividad y de los idealismos sociales que se expresa en las artes como la ruptura radical de las maneras del pasado, colocando al hombre por sobre el simbolismo, en el caso de la arquitectura, y al sentimiento y la abstracción por sobre la representación en las demás artes. El Modernismo según Metrópolis se funda sobre el correcto funcionamiento de la máquina y sus operarios y sobre la distinción de clases sociales en una visión cercana al punto de vista socialista de la sociedad.

Pero esta observación conlleva un modelo abstracto del hombre. Por un lado el arte abstrae el universo. Por otro, la arquitectura abstrae el espacio del hombre creando un modulor que no es sino la abstracción de las medidas del hombre. La manera de habitar del hombre moderno no tienen tanto que ver con el modo particular de habitar como con el sistema racional y abstracto que propone la nueva arquitectura a través de sus “maquinas para vivir”. La urbe de METROPOLIS muestra un expresionismo sólido, que se escapa de la amanerada tendencia Art Noveau que le es contemporánea para hacer más efectiva su capacidad de denuncia metafórica. El expresionismo, así como el romanticismo del siglo XIX, tiene la agudeza del realismo en el momento de denunciar las contradicciones del hombre. METROPOLIS es un producto de la entreguerras en Alemania, tanto como lo fue la Bauhaus, la primera como expresión del pensamiento moderno en la cultura de masas y la otra como expresión del diseño y la creación funcional al servicio del hombre moderno. Y es también en dos manifestaciones que conviven donde se comprende el curso del pensamiento moderno temprano, en las dos esferas del conocimiento que conviven, pero donde una se expande mientras la otra se contrae. Se expande la visión racional del mundo, la confianza ciega en el bienestar que traerá la ciencia a toda la sociedad y el poder ilimitado del hombre para conocer y alterar su entorno. Se contrae la visión temerosa de Dios, la visión absolutista de los fenómenos dando paso a la relativización del universo.

METROPOLIS recoge estos conceptos en la figura del Doctor Rotwang, medio hechicero, medio científico que crea tecnología para satisfacer las necesidades de los ideólogos de aquel mundo moderno. Tecnología ciertamente al servicio de la represión ideológica de los contrarios al orden. Aparecen también aquí las simientes de conceptos que serán caros al devenir futuro del hombre: el hombre – maquina, en una primera aproximación como metáfora del esclavo tecnológico a merced del sistema, los obreros que viven underground, y la maquina humanoide, la simulación por excelencia, el robot de María, una maquina creada para confundir a las masas que paradójicamente termina quemada como Juana de Arco. Se configura entonces en el universo de METROPOLIS un futuro lleno de adelanto tecnológico, pero a su vez cargado de simbolismo, estructura ideológica que, como se verá mas adelante, recibirá nombre y apellido. Este universo tecnológico, se hallaba ya en las ideas mas avanzadas del movimiento moderno, tanto, que la tecnología no podía alcanzar a las ideas.

Esto significaba que muchos de los conceptos urbanos y arquitectónicos propuestos en aquellos años no eran tecnológicamente realizables, por ejemplo, las propuestas de los futuristas, los constructivistas, las ciudades ideales de Tony Garnier y sobre todo el pabellón de la Unión Soviética en la Exposición de París de 1925 de K. Melnikov.
Con todo, en el movimiento moderno el hombre es el centro, pese a estar abstraído política y geométricamente, y los modos de habitar eran mas sometidos a las capacidades creativas de los arquitectos que a las particularidades contextuales del lugar, surgiendo inventos como Chandigarh (Le Corbusier) y Brasilia (Niemayer) paroxismo del modernismo. Con el advenimiento del estilo internacional en la arquitectura, la identidad urbana adopta un solo centro.

Antes del Modernismo la arquitectura tenía su expresión vernácula, es decir, cualitativamente se planteaba en la diversidad, con particularidades propias de la cultura originaria o del lugar donde se emplazaba.

Así, en términos de imagen, el centro estético estaba en todas partes, era particular a cada lugar. Con el modernismo tardío vino la estética mundial o estandard arquitectónico, cimiente del fracaso de la modernidad al no ser consecuente de las particularidades de cada lugar, al repetir lo mismo en todas las latitudes, al no crear Identidad.

Mario Del Castillo

*De El Siglo XX moderno: El hombre - máquina o el hombre como abstracción en Del Modernismo al Trans - Modernismo, un viaje del hombre abstracto al hombre virtual en archivos t51

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