agosto 25, 2011

Movilización Social en Chile.


por Armando Uribe Echeverría - Profesor asociado, Universidad de Cergy-Pontoise.

La realidad no les cabe en la cabeza. El gobierno trata desesperadamente de entender lo que está ocurriendo en las calles de Chile. Un número importante de organismos del Estado, sobre todo los que manejan los asuntos de seguridad, el análisis político y la gestión de crisis, están apremiados de preguntas para las cuales no tienen respuestas: qué organizaciones están detrás de las movilizaciones, quiénes son los dirigentes, si tienen o no nexos con grupos terroristas o extremistas, cuáles son los márgenes de negociación.

Están condenados a analizar textos y reivindicaciones, a revisar las páginas Internet y las redes sociales, a estudiar libros y documentos que hablen sobre movimientos estudiantiles, comunistas, anarquistas, sindicales, medioambientalistas, indígenas, anti-neoliberales, etc. Tratan de saber si se trata de una maquinación, de una maniobra, de un ensayo de desestabilización con nexos en el extranjero (vaya uno a saber), de un asunto de índole terrorista…

No conoceremos nunca, por cierto, la extensión de sus indagaciones, hasta dónde les ha llevado o llevará la angustia de no tener solución para lo que le está pasando a la derecha. Exasperado, el presidente de Renovación Nacional, Carlos Larraín Peña, senador a dedo, se sale de sus carriles clamando: “¡No nos va a doblar la mano una manga de inútiles subversivos, que están instalados muchos de ellos desgraciadamente en un Parlamento, que no supimos ganar!” Antes de perder el control de manera tan llamativa y sacar a lucir el vocabulario de Pinochet, tal vez podría Larraín haberse percatado que las marchas y cacerolazos no son dirigidos desde el parlamento, y haberle preguntado su opinión a Marcelo Schilling, diputado inicialmente nombrado a dedo también, especialista de asuntos clandestinos.

Aunque en mi opinión no hubiera aprendido nada: el Partido Socialista de Chile, como el gobierno y los partidos políticos en general, tampoco entiende o quiere entender lo que está pasando.

En primer lugar el gobierno y la oposición se niegan a entender que el desasosiego en la educación —su carestía, su inequidad, su inepcia—, ya no se restringe a ese único campo.

En segundo lugar que los escolares, los estudiantes, los profesores, los apoderados, etc., están trazando una línea: a un lado casi toda la sociedad civil, y al otro casi toda la sociedad política.

En tercer lugar que los partidos políticos, hasta los más pequeños, tienen poca o ninguna influencia en esto, para qué hablar de supuestos terroristas o manipuladores extranjeros.

En cuarto lugar, que una nueva generación llegó a madurez. Como lo escribe un(a) joven anónimo(a) en un blog, “La gente se pregunta por qué ahora se hace el movimiento estudiantil. ¿Por qué ahora que la derecha está en el poder? Es porque cuando asumió Aylwin yo estaba recién naciendo. Cuando Frei fue presidente, yo estaba en el jardín o entrando al colegio. Cuando estaba Lagos, recién estaba dejando de lado mi muñeca o dejando de jugar a las cartas pokemon. Y cuando Bachelet fue presidenta, participé de la revolución pingüina y creí que los políticos eran verdaderos y depusimos las movilizaciones. Y ahora que está Piñera estoy grande y veo la realidad de mi país. Esto es un cambio generacional, no se trata de cagar a Piñera, somos la generación que nació libre, libre de miedo a expresarse, pero no libre de luchar por lo que queremos.”

Que les produzca terror es lo de menos. Las asesorías que están pidiendo a diestra y a siniestra (se dice que hasta en Canadá), no les servirán de nada, mientras no admitan estos hechos.

Lo que se preguntan unos y otros es cómo salir de esto. Sin embargo cada vez que las radios interrogan a colegiales de uniforme, estos dan la respuesta sin vacilar: una nueva Constitución, mediante una Asamblea Constituyente.
Los estudiantes secundarios son perspicaces, los políticos no.
Parlamentarios y partidos han tratado de minimizar (cuando no de ocultar) el asunto haciendo proposiciones de plebiscito acerca de la educación, lo que sigue siendo notoriamente insuficiente, porque la solución es sin duda ninguna abrir el camino hacia una nueva Constitución, a condición de no ser elaborada de forma privada, reservada y secreta como se hizo con la de 1980 y con el cuerpo de reformas constitucionales de 2005.

No es una opinión de anarquistas desalmados, de mapuches subversivos ni de flaites extremistas. Lo dijo con estas mismas palabras una persona indudablemente razonable y moderada, el abogado DC Hernán Bosselin Correa, en un congreso dedicado a la “Reforma política y nueva Constitución”
(Universidad Central, 25 de agosto de 2008):

“¿Cuál es la diferencia entre una reforma, un cambio, una nueva Constitución elaborada con la participación del pueblo soberano a través de una instancia democrática a la cual le damos el nombre de Asamblea Constituyente, y una reforma constitucional elaborada por una comisión reservada de senadores o diputados? La diferencia es de carácter sustancial.
El país, la comunidad nacional está reclamando tener participación, participar en el manejo de la cosa pública, no ser excluido, no ser eliminado y no entregar el manejo de la cosa pública al monopolio de determinados partidos políticos. Estamos viviendo un proceso de deterioro progresivo y muy profundo de lo que son los partidos políticos en la consideración pública, y también estamos viendo cómo la opinión pública desvaloriza en un porcentaje realmente preocupante lo que es la democracia. Interesar a la comunidad nacional en participar en la elaboración de una nueva Constitución es generar una dinámica muy poderosa, muy potente para introducir cambios en la sociedad chilena […] Ir a la dictación de una nueva Constitución, a la elaboración de un nuevo cuerpo constitucional no solamente es una necesidad de carácter político, o un tema de tratadistas de derecho constitucional o de personas preocupadas por el punto de vista ideológico o doctrinario, sino que es una necesidad del cuerpo social, desde el punto de vista económico y social, para lograr alcanzar el desarrollo.”


Más información (por facebook)

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Chile: Los argumentos de los estudiantes para rechazar la propuesta del gobierno.


El 17 de agosto el ministro de Educación entregó la última propuesta del gobierno chileno para terminar con las movilizaciones estudiantiles y tratar de desviar el debate al Congreso. Al cumplirse una semana de este hecho, CIPER entrega en extenso los argumentos de la respuesta negativa de los estudiantes al documento. En el artículo se exponen los cuatro puntos de la propuesta de Bulnes y bajo cada uno de ellos las respuestas detalladas de los presidentes de las federaciones de estudiantes de la UC, Giorgio Jackson, y de la Usach, Camilo Ballesteros.

Artículo completo en sitio web de CIPER

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agosto 19, 2011

Ha muerto Raúl Ruiz


El cineasta chileno Raúl Ruiz murió esta mañana en París, a los 70 años de edad, debido a una infección pulmonar, informó su productor, François Margolin.
Ruiz, cineasta y teórico del cine radicado en Francia, país en el que se exilió tras el golpe militar de 1973, alcanzó reconocimiento internacional a principios de los 80 con películas como “Las tres coronas del marinero” (1983) y “La isla del tesoro” (1985).
Su filme “Misterios de Lisboa” le valió la Concha de plata al Mejor Director en la edición de 2010 del Festival de Cine de San Sebastián, y en la actualidad se encontraba trabajando en el montaje de un largometraje rodado en Chile el pasado abril, “La noche de enfrente”.

Está previsto que el entierro del director, que nació el 25 de julio de 1941 y deja una carrera que supera las 150 obras, tenga lugar en Chile, si bien el próximo martes se celebrará en la capital gala una ceremonia en su honor.

“Se trataba de uno de los mejores espíritus de nuestro tiempo, con una cultura y una inteligencia sin igual. Fue un gran cineasta, que trató una temática muy variada y concebía su proyecto cinematográfico como un arte, más allá del éxito comercial”, indicó el productor.
Ruiz desarrolló en Francia y en Portugal gran parte de su carrera, y según Margolin, “ni él mismo sabía cuántas películas había hecho”, pero a juicio del productor, una de sus creaciones más significativas fue “El tiempo recobrado”, porque “encontró en el cine el mismo tipo de narración que Marcel Proust en la literatura”.
La ceremonia fúnebre tendrá lugar el martes, 23 de agosto a las 10:30 am en la Iglesia Saint-Paul (99 Rue Saint-Antoine), París. Su cuerpo será enterrado en Chile.

Ver nota en El Mostrador.cl


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Nueva entrega de Blade Runner


Ridley Scott ha firmado para dirigir y producir una nueva entrega de Blade Runner. La película se realizará con Alcon Entertainment, dueños de la franquicia desde principios de este año. La noticia de la compra de los derechos generó muchas dudas acerca de que tipo de película se realizaría, sin embargo, con Scott en el proyecto parece configurarse un asunto totalmente distinto a un simple remake. Este sería el proyecto de más alto perfil de Alcon desde The Blind Side.
Aún no está claro que quiere hacer Scott , si una precuela o una secuela del film de 1982 ya que la experiencia de realizar Prometeus en 3D sobre el universo de Alien, le ha hecho pensar seriamente en qué podría lograr con esa tecnología para una nueva inmersión en el universo distópico de Blade Runner.
La firma de Scott es el primer paso en la realización de un film del que aún debe establecerse la dirección conceptual que podría sufrir un gran cambio como en el caso de Prometeus que evolucionó de una precuela de Alien a una película nueva que se desarrolla en el universo creado para Alien.

Más información en Deadline.com (en inglés) y en El País.

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agosto 10, 2011

Noam Chomsky: La decadencia de Estados Unidos


"Es un tema común" que Estados Unidos, que "apenas hace unos años era visto como un coloso que recorrería el mundo con un poder sin paralelo y un atractivo sin igual (...) está en decadencia, enfrentado fatalmente a la perspectiva de su deterioro definitivo", señala Giacomo Chiozza en el número actual de Political Science Quarterly.

La creencia en este tema, efectivamente, está muy difundida. Y con cierta razón, si bien habría que hacer cierto número de precisiones. Para empezar, la decadencia ha sido constante desde el punto culminante del poderío de Estados Unidos, luego de la Segunda Guerra Mundial, y el notable triunfalismo de los años 90, después de la guerra del Golfo, fue básicamente un autoengaño.


Otro tema común, al menos entre quienes no se ciegan deliberadamente, es que la decadencia de Estados Unidos, en gran medida, es autoinfligida. La ópera bufa que vimos este verano en Washington, que disgustó al país y dejó perplejo al mundo, podría no tener parangón en los anales de la democracia parlamentaria.

El espectáculo incluso está llegando a asustar a los patrocinadores de esta parodia. Ahora, al poder corporativo le preocupa que los extremistas que ayudó a poner en el Congreso de hecho derriben el edificio del que dependen su propia riqueza y sus privilegios, el poderoso estado-niñera que atiende a sus intereses.

La supremacía del poder corporativo sobre la política y la sociedad –por lo pronto básicamente financiera– ha llegado al grado de que las dos formaciones políticas, que en esta etapa apenas se parecen a los partidos tradicionales, están mucho más a la derecha de la población en los principales temas a debate.

Para el pueblo, la principal preocupación interna es el desempleo. En las circunstancias actuales, esta crisis puede ser remontada sólo mediante un significativo estímulo del gobierno, mucho más allá del más reciente, que apenas hizo coincidir el deterioro en el gasto estatal y local, aunque esa iniciativa tan limitada probablemente haya salvado millones de empleos.

Pero para las instituciones financieras, la principal preocupación es el déficit. Por lo tanto, sólo está a discusión el déficit. Una gran mayoría de la población está en favor de abordar el déficit gravando a los muy ricos (72 por ciento, con 27 por ciento en contra), según precisa una encuesta de The Washington Post y ABC News. Recortar los programas de atención médica cuenta con la oposición de una abrumadora mayoría (69 por ciento Medicaid, 78 por ciento Medicare). El resultado probable, por lo tanto, es lo opuesto.

El Programa sobre Actitudes de Política Internacional (PIPA) investigó cómo eliminaría el déficit la gente. Steven Kull, director de PIPA, afirma: "Es evidente que tanto el gobierno como la Cámara (de Representantes) dirigida por los republicanos están fuera de sincronía con los valores y prioridades de la gente en lo que respecta al presupuesto."

La encuesta ilustra la profunda división: "La mayor diferencia en gasto es que el pueblo favorece recortes profundos en el gasto de defensa, mientras el gobierno y la Cámara de Representantes proponen aumentos modestos. El pueblo también favorece aumentar el gasto en la capacitación para el trabajo, la educación y el combate a la contaminación en mayor medida que el gobierno o la Cámara."

El "acuerdo" final –o más precisamente, la capitulación ante la extrema derecha– es lo opuesto en todos los sentidos, y casi con toda certeza provocará un crecimiento más lento y daños a largo plazo a todos, menos a los ricos y a las corporaciones, que gozan de beneficios sin precedentes.

Ni siquiera se discutió que el déficit podría eliminarse si, como ha demostrado el economista Dean Baker, se remplazara el disfuncional sistema de atención médica privada de Estados Unidos por uno semejante al de otras sociedades industrializadas, que tienen la mitad del costo per cápita y obtienen resultados médicos equivalentes o mejores.

Las instituciones financieras y las grandes compañías farmacéuticas son demasiado poderosas para que siquiera se analicen esas opciones, aunque la idea difícilmente parece utópica. Fuera de la agenda por razones similares también se encuentran otras opciones económicamente sensatas, como la del impuesto a las transacciones financieras pequeñas.

Entre tanto, Wall Street recibe regularmente generosos regalos. El comité de asignaciones de la Cámara de Representantes recortó el presupuesto a la Comisión de Títulos y Bolsa, la principal barrera contra el fraude financiero. Y es poco probable que sobreviva intacta la Agencia de Protección al Consumidor.

El Congreso blande otras armas en su batalla contra las generaciones futuras. Enfrentada a la oposición republicana a la protección ambiental, la importante compañía de electricidad American Electric Power archivó "el esfuerzo más destacado del país para captar el bióxido de carbono de una planta actualmente impulsada por carbón, lo que asestó un fuerte golpe a las campañas por reducir las emisiones causantes del calentamiento global", informó The New York Times.

Estos golpes autoinfligidos, aunque cada vez son más potentes, no son una innovación reciente. Datan de los años 70, cuando la política económica nacional sufrió importantes transformaciones, que pusieron fin a lo que suele llamarse "la época de oro del capitalismo" de Estado.

Dos importantes elementos de esto fueron la financialización (el desplazamiento de las preferencias de inversión, de la producción industrial a las finanzas, los seguros y los bienes raíces) y la externalización de la producción. El triunfo ideológico de las "doctrinas de libre mercado", muy selectivo como siempre, le asestó aún más golpes, conforme se traducía en desregulación, reglas de administración corporativa que condicionaban las enormes recompensas a los directores generales con los beneficios de corto plazo y otras decisiones políticas similares.

La concentración resultante de riqueza produjo mayor poder político, acelerando un círculo vicioso que ha aportado una riqueza extraordinaria al uno por ciento de la población, básicamente directores generales de grandes corporaciones, gerentes de fondos de garantía y similares, mientras la gran mayoría de los ingresos reales prácticamente se estancaron.

Al mismo tiempo, el costo de las elecciones se disparó a las nubes, haciendo que los dos partidos tuvieran que escarbar más hondo en los bolsillos de las corporaciones. Lo que quedaba de democracia política fue socavado aún más cuando ambos partidos recurrieron a la subasta de puestos directivos en el Congreso, como delineó el economista Thomas Ferguson en The Financial Times.

"Los principales partidos políticos adoptaron una práctica de los grandes detallistas, como Walmart, Best Buy y Target", escribe Ferguson. "Caso único en las legislaturas del mundo desarrollado, los partidos estadunidenses en el Congreso ponen precio a puestos claves en el proceso legislativo." Los legisladores que aportan más fondos al partido son los que obtienen esos puestos.

El resultado, de acuerdo con Ferguson, es que los debates "se basan fuertemente en la repetición interminable de un puñado de consignas, que han sido probadas por su atractivo para los bloques de inversionistas y grupos de interés nacionales, de los que depende la dirigencia para obtener recursos." Y que se condene el país.

Antes del crac de 2007, del que fueron responsables en gran medida, las instituciones financieras posteriores a la época de oro habían obtenido un sorprendente poder económico, multiplicando por más de tres su participación en las ganancias corporativas. Después del crac, numerosos economistas empezaron a investigar su función en términos puramente económicos. Robert Solow, premio Nobel de Economía, concluyó que su efecto podría ser negativo. "Su éxito aporta muy poco o nada a la eficiencia de la economía real, mientras sus desastres transfieren la riqueza de los contribuyentes hacia los financieros."

Al triturar los restos de la democracia política, las instituciones financieras están echando las bases para hacer avanzar aún más este proceso letal... en tanto sus víctimas estén dispuestas a sufrirlo en silencio.

(El libro más reciente de Noam Chomsky es 9-11: Tenth Anniversary. Chomsky es profesor emérito de lingüística y filosofía del Instituto Tecnológico de Massachusetts, en Cambridge, Massachusetts)

FUENTE: Distributed by The New York Times Syndicate, La Jornada, México.


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agosto 09, 2011

Chile: El combo valórico



Los jóvenes sí han logrado leer bien el trance por el que atravesamos los chilenos después de estos largos años de transición humillante. No más universidades chatarra. No más liceos municipalizados. No más lucro. No más deudas abusivas. No más dinero público para consorcios privados. No más políticos binominales. Basta de indignidades.

por Juan Guillermo Tejeda [en El Mostrador.cl]

En un acto de homenaje a los mineros, Sebastián Piñera recibió un combo de parte de un niño que estaba en brazos de la Primera Dama. Él respondió con una alegre sonrisa.
El incidente muestra de manera festiva el drama de Piñera. Es difícil caerle bien a todo el mundo, pero él está logrando no caerle bien a nadie.

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