Algo no debe estar bien cuando...
Por Darío Valle Risoto
Algo no debe estar bien cuando voy a pedir un trabajo y me tratan como a una mierda, encima me piden las referencias más detalladas sobre mis trabajos anteriores, vida privada, capacidad de crédito, profesionales que den fe de mi honestidad y hasta las huellas digitales. ¡Y todo para trabajar en un supermercado de porquería!
Eso sí, para acomodar cajones, recibir mercadería y escuchar las cumbias que ponen mis compañeros del camión, debo tener al menos conocimientos de inglés y ser operador P.C.
Es así que comienzo a trabajar, a nadie le importa si no tengo un peso, si ando mal comido, solo que labure, obedezca y sea puntual mientras espero un largo mes para que me paguen lo que gané desde el primer minuto con los consiguientes descuentos: Seguridad Social para jubilarme dentro de cuarenta años con el sueldo de hoy, Impuesto a los sueldos porque si cobro tengo que pagar lo que es desde todos los puntos de vista tremenda injusticia, descuentos varios y hasta la cuota de mi futuro jonca si es que me afilié a alguna previsional de fiambres.
Así y después de que mi patrón se lleva la plusvalía me queda un sobrecito cagado con unos dineros para sobrevivir hasta fin de mes y comenzar de nuevo; si me llego a enfermar me pagan un 50% menos del sueldo y recién voy a cobrar unos quince días después de la licencia médica, si es que sobreviví esperando tener dinero para comprar los remedios.
La luz, el agua y el teléfono suben más rápido que mi sueldo que depende de los sufridos delegados que van al sindicato y cada cuatro o seis meses se reúnen con la patronal para suplicarles un aumento mientras saben que detrás tienen como apoyo solidario un montón de pelotillas que nunca van a una asamblea pero no se pierden una puta bailanta ni un partido de futbol aunque caigan sacerdotes de punta.
Algo debe estar mal cuando en la tele veo que el presidente me habla de que necesitamos inversionistas y yo me imagino un montón de banqueros e industriales solidarios a los que justo se les ocurrió apostar para que Uruguay progrese con dignidad y educación hacia un esperanzador futuro donde todos sus hijos sean felices. ¡¡¡Pero andá a cagarrrr!!!
Después en otro canal hay un pastor con acento portugués que me advierte de la ola de pecados que acosa al mundo que se aleja cada día más de dios: la droga, la prostitución el alcoholismo. Y yo que justo me acababa de armar un porrito para tratar de pasarla bien el fin de semana ahora miro al flacucho cannabis como si fuera el mismo tridente del diablo. Para colmo a la noche viene “La Pepa” para hacerme feliz. Yo le llamo así porque nunca se me ocurrió preguntarle el nombre a esta trabajadora sexual a la que llamo tres veces al año: una con cada aguinaldo y otra cuando cobro la licencia. Tres polvos cada cuatro meses no esta tan mal y después de todo si es pecado no son tantos. ¿No?
Sube una vieja que está poseída y el pastor la santigua y la vieja grita como una pelotuda y yo voto para que la noquee de una piña pero no, la deja allí caída pataleando en el suelo mientras su familia llora y todos cantan el salmo 375 inciso 10 donde se relata como Jesús perdió sus calzoncillos jugando a la taba.
En el otro canal veo unos trescientos milicos interviniendo un barrio pobre donde sacan a palos a un montón de malvivientes, lo sé porque están sucios y llevan gorras Nike chinas en las cabezas. A uno le encuentran un poco de mariguana y yo me atraganto con mi porrito mientras miro a mis queridos y patriotas oficiales de la ley haciendo lo suyo.
Una vieja les agradece que “Limpien el barrio”, ¿Será prima de la vieja poseída del otro canal?
Luego sale el ministro tratando de explicar lo inexplicable mientras pienso en que este país tiene un grave problema, como si sufriera de un estreñimiento viejo y lejano que le impide pensar con claridad… pero no me hagan caso, debe ser el cannabis.
http://losmuertevideanos.blogspot.com/
Algo no debe estar bien cuando voy a pedir un trabajo y me tratan como a una mierda, encima me piden las referencias más detalladas sobre mis trabajos anteriores, vida privada, capacidad de crédito, profesionales que den fe de mi honestidad y hasta las huellas digitales. ¡Y todo para trabajar en un supermercado de porquería!
Eso sí, para acomodar cajones, recibir mercadería y escuchar las cumbias que ponen mis compañeros del camión, debo tener al menos conocimientos de inglés y ser operador P.C.
Es así que comienzo a trabajar, a nadie le importa si no tengo un peso, si ando mal comido, solo que labure, obedezca y sea puntual mientras espero un largo mes para que me paguen lo que gané desde el primer minuto con los consiguientes descuentos: Seguridad Social para jubilarme dentro de cuarenta años con el sueldo de hoy, Impuesto a los sueldos porque si cobro tengo que pagar lo que es desde todos los puntos de vista tremenda injusticia, descuentos varios y hasta la cuota de mi futuro jonca si es que me afilié a alguna previsional de fiambres.
Así y después de que mi patrón se lleva la plusvalía me queda un sobrecito cagado con unos dineros para sobrevivir hasta fin de mes y comenzar de nuevo; si me llego a enfermar me pagan un 50% menos del sueldo y recién voy a cobrar unos quince días después de la licencia médica, si es que sobreviví esperando tener dinero para comprar los remedios.
La luz, el agua y el teléfono suben más rápido que mi sueldo que depende de los sufridos delegados que van al sindicato y cada cuatro o seis meses se reúnen con la patronal para suplicarles un aumento mientras saben que detrás tienen como apoyo solidario un montón de pelotillas que nunca van a una asamblea pero no se pierden una puta bailanta ni un partido de futbol aunque caigan sacerdotes de punta.
Algo debe estar mal cuando en la tele veo que el presidente me habla de que necesitamos inversionistas y yo me imagino un montón de banqueros e industriales solidarios a los que justo se les ocurrió apostar para que Uruguay progrese con dignidad y educación hacia un esperanzador futuro donde todos sus hijos sean felices. ¡¡¡Pero andá a cagarrrr!!!
Después en otro canal hay un pastor con acento portugués que me advierte de la ola de pecados que acosa al mundo que se aleja cada día más de dios: la droga, la prostitución el alcoholismo. Y yo que justo me acababa de armar un porrito para tratar de pasarla bien el fin de semana ahora miro al flacucho cannabis como si fuera el mismo tridente del diablo. Para colmo a la noche viene “La Pepa” para hacerme feliz. Yo le llamo así porque nunca se me ocurrió preguntarle el nombre a esta trabajadora sexual a la que llamo tres veces al año: una con cada aguinaldo y otra cuando cobro la licencia. Tres polvos cada cuatro meses no esta tan mal y después de todo si es pecado no son tantos. ¿No?
Sube una vieja que está poseída y el pastor la santigua y la vieja grita como una pelotuda y yo voto para que la noquee de una piña pero no, la deja allí caída pataleando en el suelo mientras su familia llora y todos cantan el salmo 375 inciso 10 donde se relata como Jesús perdió sus calzoncillos jugando a la taba.
En el otro canal veo unos trescientos milicos interviniendo un barrio pobre donde sacan a palos a un montón de malvivientes, lo sé porque están sucios y llevan gorras Nike chinas en las cabezas. A uno le encuentran un poco de mariguana y yo me atraganto con mi porrito mientras miro a mis queridos y patriotas oficiales de la ley haciendo lo suyo.
Una vieja les agradece que “Limpien el barrio”, ¿Será prima de la vieja poseída del otro canal?
Luego sale el ministro tratando de explicar lo inexplicable mientras pienso en que este país tiene un grave problema, como si sufriera de un estreñimiento viejo y lejano que le impide pensar con claridad… pero no me hagan caso, debe ser el cannabis.
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